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martes, 13 de julio de 2010

Los liberados sindicales tienen que pagarse por los sindicatos


NO SE SABE MUY BIEN PARA QUE SIRVEN SON 300.000 Y NOS CUESTAN 250.000.000 DE EUROS.


Hay un delegado de personal o representante de los trabajadores por cada 39 empleados.


En las Administraciones Públicas hay 42.944 delegados o representantes de los trabajadores, entre los que pertenecen a los funcionarios y a los contratados laborales.


Entre los puntos más negros de esta terrible cuestión está que muchos de ellos, la gran mayoría, no ha pisado su centro de trabajo en años, son autenticos desconocidos por sus representados.


Están protegidos por la legislación e, incluso, no pueden ser incluidos en una regulación de empleo.


En las compañías españolas hay 4.127 personas que dedican todo su tiempo al derecho recogido en la Constitución, la Ley Orgánica de Libertad Sindical y el Estatuto de los Trabajadores, de “defensa y promoción de los intereses de sus representados”. Todo ello, con el derecho a conservar su salario como los demás trabajadores y de acuerdo con lo establecido en el convenio.


Precisamente, el ejercicio de este derecho por parte de los liberados sindicales supone para las empresas un coste de “más de 250 millones de euros al año, sin contar el coste de reposición y/o la productividad asociada” al ejercicio del puesto de trabajo concreto. O, dicho de otra manera, sin contar lo que puede costar a la empresa el trabajador que sustituye al liberado sindical y lo que deja de producir éste para la empresa.


Los movimientos sindicales son unos movimientos que cuentan con partidarios y detractores por igual, dado que los propios clientes/afiliados, además de los trabajadores sostienen la tesis que no suelen velar por los verdaderos intereses de sus afiliados.


El problema de fondo que se crea es que los costes indirectos del asociacionismo sindical repercute directamente en la empresa y no en el sindicato.

LA CEOE ha cuantificado el coste de los liberados sindicales en 250 millones de euros al año. Este coste se tiene que sufragar por los sindicatos mediante las cuotas de afiliación de los trabajadores que consigan. No es normal que esos costes se repercutan a las empresas.

Asociarse es libre, por supuesto, pero en las empresas, las horas que se dedican a procedimientos sindicales son retribuidas e improductivas y no hablemos de las grandes empresas (más de 50 trabajadores) que cuentan con trabajadores en alta, liberados que cobran el sueldo de la empresa por desempeñar su trabajo para el sindicato.

La reforma laboral que se plantee, debe potenciar el sindicalismo, exigir unos criterios de cualificación medios para ser representante sindical y también debe repercutir los costes de los liberados sindicales y las retribuciones por horas perdidas en tareas de información y representación sindical a los propios sindicatos.

Hace muchos años, justo entrada la Democracia, el asociacionismo no terminaba de cuajar, la represión había sido fuerte y cambiar a un estado de derecho de libertades requería un impulso. Hoy día ese impulso ya no es necesario y cada trabajador es libre de asociarse a un sindicato o no.

Por tanto, ya va siendo hora que los propios sindicatos sufraguen íntegramente sus gastos de estructura, de manera autónoma, sin apoyarse en las empresas o en las subvenciones públicas. Ojo, que estas subvenciones tienen también que desaparecer para las asociaciones de empresarios y resto de colectivos.

2 comentarios:

  1. Hola amiga, totalmente de acuerdo con lo que publicas sobre los sindicatos. Yo quisiera ahondar un poco más haciendo la siguiente reflexión. ¿De que nos servirían estos sindicatos si en España hubiera un poder legislativo realmente representativo de la sociedad? ¿No serian suficientes las leyes nacidas de este poder para defender los derechos de cualquier trabajador? ¿Por qué los sindicatos están dentro del estado? y lo mismo ocurre con la patronal o cualquier otro tipo de asociación, que están a ver lo que consiguen sacar, y de ahí su servilismo. El estado no puede pagar aquello que se debe nutrir de los asociados.
    Lo que ocurre es que este montaje forma parte de la gran comedia del Estado de los Partidos. Sufragada por todos aquellos que estando fuera del estado pagamos nuestros impuestos, para que los políticos los administren a su antojo.
    Los políticos compran votos con dinero ajeno.
    Un saludo querida amiga.

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  2. Hola amigo Ovidio:

    Buena reflexión, gracias por exponerla. Siempre he escuchado el problema que supone la politización de los sindicatos.
    Por mi parte, yo también he observado la discriminación que se practica en determinadas forma asociativas, con mi corta vista comprendo que no dejan de ser más que personas que se unen persiguiendo un objeto lícito. Por ello, no comprendo tanto privilegio otorgado, tanto monopolismo junto, Colegios profesionales, sindicatos, mutuas ...
    El derecho asociativo debería ser protegido de igual manera, como tú muy bien me explicas, conseguir ese fin asociativo debe nutrirse únicamente del trabajo y dinero de sus asociados primeros beneficiarios del objeto de la asociación.

    Recibe un afectuoso saludo.

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