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jueves, 5 de abril de 2018

Eres tan hermosa

Eres tan hermosa
Para mí
Eres tan hermosa
Para mí
¿No lo puedes ver?

Eres todo lo que esperaba
Eres todo lo que necesito
Eres tan hermosa para mí
Eres tan hermosa para mí

Eres tan hermosa
Para mí
¿No lo puedes ver?
Eres todo lo que esperaba
Eres todo lo que necesito
Eres tan hermosa para mí

martes, 27 de marzo de 2018

Con una pequeña ayuda de mis amigos

¿Qué pensarías si yo cantara desafinado?
¿Te levantarías y te alejarías de mi?
Préstame tus oídos y te cantaré una canción
Y trataré de no cantar fuera de tono
 
Oh, lo conseguiré con una pequeña ayuda de mis amigos
Mm, llego alto con una pequeña ayuda de mis amigos
Mm, lo intentaré con una pequeña ayuda de mis amigos
¿Qué hago cuando mi amor se ha ido?
(¿Te preocupa estar solo?)
¿Cómo me siento al final del día?
(¿Estás triste porque estás solo?)
 
Oh, lo conseguiré con una pequeña ayuda de mis amigos
Mm, llego alto con una pequeña ayuda de mis amigos
Mm, lo intentaré con una pequeña ayuda de mis amigos
¿Necesitas a alguien?
Yo necesito alguien a quien amar
Podría ser cualquiera
Yo quiero alguien a quien amar

¿Creerías en el amor a primera vista?
Si, estoy seguro que pasa todo el tiempo
¿Qué ves cuando apagas la luz?
No puedo decírtelo pero sé que es mío

Oh, lo conseguiré con una pequeña ayuda de mis amigos
Mm, llego alto con una pequeña ayuda de mis amigos
Mm, lo intentaré con una pequeña ayuda de mis amigos

¿Necesitas a alguien?
Yo necesito alguien a quien amar
Podría ser cualquiera
Yo quiero alguien a quien amar

Oh, lo conseguiré con una pequeña ayuda de mis amigos
Con una pequeña ayuda de mis amigos.

martes, 20 de marzo de 2018

la Equinoterapia.

La equinoterapia es una terapia física y mental complementaria, cuyo elemento central es el caballo. Este animal es usado para ayudar a personas discapacitadas a mejorar su calidad de vida. La equinoterapia como actividad abarca cuatro áreas disciplinarias diferentes: medicina, psicología, pedagogía y deporte.

Beneficios de la equinoterapia
 
En personas con dificultades motrices, el movimiento del equino es fundamental, pues produce sensaciones muy parecidas a las que sentimos los humanos al caminar, por lo que el paciente vuelve a familiarizarse con este movimiento. El andar del caballo produce vibraciones que se transmiten a la médula, por lo que el cerebro recibe los mismos estímulos que si estuviera caminando. Otra aplicación de la equinoterapia se da en aquellos jóvenes y niños que sufren de problemas de relacionamiento y comportamiento, como el autismo, pues esta terapia fomenta la autoestima, corrige problemas de conducta, disminuye la ansiedad y estimula la concentración y la memoria.
 
Las personas que pueden verse beneficiadas por la equinoterapia son aquellas que sufren de espina bífida, esclerosis múltiple, distrofia muscular, ceguera, sordera, amputación de miembros, lesiones medulares, retraso mental, parálisis cerebral, Síndrome de Down, adicciones, anorexia/bulimia y diversos problemas de adaptación social, entre otros.
 
Es importante destacar que la equinoterapia es un método complementario, y el tratamiento de las enfermedades mencionadas con anterioridad no puede estar enfocado únicamente en esta terapia.

lunes, 12 de marzo de 2018

SOMÁTICO

Para poder determinar el origen etimológico de somático, tenemos que marcharnos hasta el griego. Y es que en dicha lengua se encuentran los dos componentes que dan forma a este término: el sustantivo “soma”, que puede traducirse como “cuerpo”, y el sufijo “-tico”, que es equivalente a “relativo a”.

 Somático se utiliza para nombrar, en un ser animado, a aquello que es corpóreo o material.

En la biología y la medicina, un síntoma somático es aquel cuya naturaleza es eminentemente de este tipo (corpórea), a diferencia de los síntomas psíquicos.

Por ejemplo: “Pensamos que los mareos eran por el estrés, pero resultó ser un tema somático”, “El médico le recomendó a Bruno que vea a un psicólogo, ya que no encontró ninguna evidencia somática de lo que él indica”, “Los problemas somáticos y los psíquicos deben ser tratados con la misma seriedad”.
 
Lo trastornos psicosomáticos son aquellos procesos psíquicos que tienen influencia y efectos en lo somático. Esto quiere decir que ciertos síntomas somáticos (con evidencia corporal) pueden tener su origen en procesos emocionales. Dicha realidad es muy difícil de precisar para los médicos ya que inciden variables inaccesibles para el método científico.

La subida de la presión ante una situación de nerviosismo, el rubor (ponerse colorado) cuando se siente vergüenza y el colon irritable por el estrés son algunos ejemplos de consecuencias somáticas a partir de algo emocional.

Además de todo lo expuesto, tendríamos que resaltar la existencia de lo que se conoce como células somáticas. Se trata de aquellas que tiene como clara misión el acometer lo que sería el crecimiento de los órganos y de los tejidos que dan forma al cuerpo de un ser vivo de tipo pluricelular.

De este tipo de células es importante conocer además una serie de características que les definen:

• Son todas iguales, desde un punto de vista genético.

• Su origen se encuentra en la mitad de los genes del padre y la mitad de los genes de la madre, que se unen durante el proceso llamado fecundación.

Se conoce como sistema nervioso somático (SNS), por otra parte, al sistema compuesto por las neuronas sensitivas que trasladan información desde los receptores sensoriales (como la piel) hacia el sistema nervioso central (SNC) a través de axones motores.

Los nervios espinales, los nervios craneales, el nervio óptico, el nervio olfativo, el nervio motor ocultar común, el nervio trigémino, el nervio troclear y el nervio vago son algunos de los componentes del SNS. Asimismo también hay que resaltar la existencia del nervio facial, del nervio auditivo o del nervio neumogástrico.

De todos estos componentes, merece la pena resaltar dos de ellos:

• Los nervios espinales son los que tienen como misión el llevar a cabo el envío de la información sensorial acerca de las extremidades o el tronco al sistema nervioso central. Para ello recurren, como vía de transmisión, a la médula espinal.

• Los nervios craneales, como su propio nombre indica, lo que hacen es enviar datos sensoriales del cuello y la cabeza al citado sistema nervioso central.

sábado, 3 de marzo de 2018

El fracaso del sistema mayorías.

Sólo una minoría está capacitada para hacer descubrimientos científicos. Sólo una pequeña parte de la gente sabe de leyes. Sólo un porcentaje mínimo es capaz de inventar. Genios, en la historia, ha habido muy pocos y, casi siempre, han revolucionado la materia sobre la que estudiaran a base de llevar la contraria a la gran mayoría. Los grandes descubrimientos científicos, por ejemplo, hasta que han sido reconocidos, han contado en general con la desaprobación de toda la comunidad científica; éstos que se supone que saben de qué hablan. ¿Qué habría pasado si, cuando Einstein formuló la teoría de la Relatividad, se hubiera expuesto a referéndum? ¿Por qué, entonces, se exponen a referéndum cuestiones tan importantes como elegir a los dirigentes de una nación? ¿Por qué no buscar una forma de encontrar a los mejores, a los más honrados, a los más inteligentes, a los más justos y, en general, a los más capacitados para desempeñar tareas tan trascendentales? ¿Por qué dejar esa relevante decisión en manos de la mayoría de la gente, de la masa, la cual ya sabemos que cuanto más ignorante, mas fácilmente maleable es? Tres países democráticos le han declarado la guerra a un país pobre. La mayoría ha decidido matar hombres, mujeres y niños; esa mayoría ignorante y egoísta que desconoce el Derecho Romano y la Teoría de la relatividad; esa misma mayoría que hace muchos años creía que la tierra era plana; esa mayoría con un cielo a medida, construido especialmente para ellos, y un infierno para sus enemigos y para los que piensan de diferente modo[1]."


[1] OJEA, R. I. (2009). Artículo de prensa que el compositor, músico y novelista español cita en su primer libro EL VIAJE ÍNTIMO A LA LOCURA.

jueves, 1 de marzo de 2018

“Los psiquiatras de Franco” Los rojos no estaban locos...

Enrique González Duro, psiquiatra del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, nos enseña en su libro “Los psiquiatras de Franco” el pensamiento que asistía a personajes psiquiátricos como Vallejo Nájera, López Ibor, Merenciano y otros, y cómo instituyeron una psiquiatría nacional católica; con ese pensamiento y esas prácticas que llevaron al hilo del pensamiento y práctica psiquiátricos alemanes de las décadas del 30 y 40 del siglo XX, nazis, calificaban a los defensores de la República como locos. Los libros que empleaban eran traducciones del alemán y hasta los conceptos que verbalizaban eran los usados por los alemanes nazis; sin desarrollar nada propio llegaban a declarar que encontraban grandes analogías entre alemanes y españoles. Deberemos creer que se refieren a ellos mismos: falangistas, nazis y católicos. El pensamiento de los psiquiatras que se denominaban españoles de raza era, por tanto, únicamente copia del nazismo, aquí con el añadido del término “católico”.

 

Francisco Marco Merenciano, católico y falangista, decía que la locura era un castigo por el “pecado que por su naturaleza llevarás al castigo de la imposibilidad de arrepentimiento”, con lo que la “locura” era incurable. La solución: convertir al “loco rojo” en católico.

En otra vertiente de sus explicaciones, el psicoanálisis, la obra de Freud estaba prohibida por considerarla subversiva, liberaba “las bajas pasiones”, y cuando finalmente reeditaron la obra del fundador de la psiquiatría moderna, lo hicieron con una introducción condimentada para “cristianos”. Vallejo Nájera declaraba: “el pueblo español profesa en su mayoría el catolicismo, y es la primera de las condiciones de nuestra psiquiatría que no contradiga el dogma y la moral católica”. El mandato divino franquista era articular una psicoterapia que tuviese como objetivo la obediencia del paciente al poder establecido, psicoterapia, que la llamaban española, con la que pretendían hacer volver al “enfermo” a lo que denominaban bases antropológicas, para arreglar el problema mental había de disponer el alma en el camino “hacía Dios del que nos aleja el pecado y nos acerca la Gracia;…” González Duro se pregunta ante este panorama: “¿la psicoterapia debía quedar en manos de los médicos o de los curas?”.

Calificando como enfermo psíquico a quien no obedece a los postulados católicos y falangistas se formó en las universidades a las generaciones de psiquiatras que vendrían después, de este modo, los “tratamientos” más bárbaros fueron posteriormente justificados. Enfermos mentales, mendigos, vagabundos y represaliados políticos que pasaban por las manos de semejantes asesinos sufrían sus torturas. Aun así no dejaba de haber respuesta, Enrique González Duro nos recuerda una de ellas: “Se dio en Miraflores (hospital psiquiátrico) la curiosa circunstancia de que desde 1942 a 1949 fuese su administrador el jefe del Comité Regional del Partido Comunista en la clandestinidad. Aprovechándose de su cargo, facilitó la fuga de buen número de republicanos condenados a muerte, que habían pasado de la cárcel al manicomio”.

De los escritos de ésta clase de “psiquiatras”, González Duro nos expone los tratamientos que aplicaban, terroríficos hasta el punto de que algunos de estos verdaderos locos “psiquiatras” como Ramón Sarró, Solé Segarra, Marco Merenciano, Vallejo Najera, López Ibor …, dejaron constancia escrita de lo que aquellos a quienes trataban les rogaban a gritos “llorando para que no le inyectemos –Cardiazol- invocando la memoria de nuestros padres y nuestros hijos”; el Cardiazol causaba tal estado que llevaba al inyectado al borde de la muerte; y si no era el Cardiazol era el electrochoque, que el doctor González Duro denuncia que aún sigue empleándose, a pesar de los avances en psicofarmacología. ¿Qué queda de la psiquiatría falangista y católica en España? Esta pregunta que hago me recuerda un título de Enrique González Duro: “¿Qué queda del franquismo en España?” Pero los tratamientos de estos doctores asesinos no se reducían al Cardiazol y al electrochoque, sino que aplicaban también la provocación del coma hipoglucémico; el choque acetilcolínico; la carbonarcosis; el bombeo espinal, y llevaban a cabo intervenciones neuroquirúrgicas (lobotomía, leucotomía, etc.). Sus centros de encierro eran las casas de los horrores católicos y falangistas, donde se llevaban a cabo prácticas empleadas por los nazis. El pecado cometido quienes sufrían semejantes atropellos devenía de su conducta social. El trastorno que podían sufrir algunos provocado por la guerra y sus consecuencias no figuraba entre las causas a tener en cuenta. El terror buscaba reconvertirlos en católicos fieles al orden fascista, orden que despreciaba tanto las causas en los “enfermos” como “el desarrollo psíquico” que llamaba López Ibor. El único objeto del estudio de la psicopatología fenomenológica que empleaban “no era (para) conocer mejor al paciente, sino para diagnosticarlo mejor”, declaraba el psiquiatra falangista y católico; él mismo decía “que no había motivaciones para los síntomas psiquiátricos, ni siquiera para los simples actos humanos”, todo era físico, hasta las neurosis, de ahí que la intervención se llevase a cabo físicamente.

En contra de Freud también asumieron estos psiquiatras terroristas el existencialismo germánico, que era según Sarró “un retorno a la tradición secular en la teoría del hombre…”, con ello se recogía la concepción pesimista de la existencia, de pie metafísico y sin conflicto con la realidad, pero en este caso se recurría a la subjetividad como solución ante el desastre de la posguerra, con lo que los análisis, apartados de la realidad, llegaban a conclusiones abstractas, a especulaciones teóricas y meras exposiciones retóricas. Toda su acción estaba dirigida contra quienes eran calificados de “psicópatas antisociales” para luego ser separados en campos de trabajo hasta lograr su readaptación social: “Y sobre todo procuraremos por todos los medios a nuestro alcance una regeneración fundamental de la Raza… Regeneración que debe ser somática y mental. A la Raza…no puede exponérsela a que degenere por no ejercerse sobre el medio ambiente social de la posguerra una purificación física a fondo”.

A todo esto, la iglesia católica tenía hambre de figuración y mientras los internos se morían de hambre física y enfermedades curables sin tratar, por ejemplo en el manicomio de Salt (Gerona) el obispo se llevaba el dinero para la reconstrucción de la capilla donde quería oficiar las misas; mención aparte se merece el que en su objetivo de “reeducación” para hacer retroceder al mundo cabía una práctica más: volver a las corporaciones de beneficencia del siglo XVIII.

Pero volviendo al estado social que implantaron los falangistas y católicos, nos encontramos con que dio como consecuencia la multiplicación del número de ingresos psiquiátricos, y la teoría del “virus marxista” se hundió, fueron dejando de propagarlo de tan inverosímil como resultaba. Ante el aumento constante e imparable de los ingresos de presos políticos, mendigos, vagabundos, familias sin casa ni porvenir, y gentes que se trastornaban a consecuencia del estado al que dieron lugar, crearon el consultorio privado, abandonando a quienes por desgracia caían en los “manicomios públicos”; las eminencias falangistas y católicas hicieron un negocio con la locura que surgía en las familias pudientes, dando a esos enfermos un trato más considerado en base a su postulado católico: “Allí donde falta la fe, donde hay una ausencia de Gracia, no puede haber solución; es decir, conformidad y consuelo”. Desde tal principio negaban toda responsabilidad y se burlaban de los avances de la psiquiatría en Francia o Inglaterra entre otras cosas con la vida fuera del psiquiátrico, declarando, como López Ibor en 1955, que aquí la familia (¿?) asistía a los enfermos y por tanto esos casos estaban resueltos.

Antes de concluir es necesario que señale cómo a lo largo del libro, dedicado en una primera parte al análisis de las circunstancias históricas de las y los defensores de la República tras el golpe de Estado y en el desarrollo de la guerra, González Duro explica, y hace aportaciones muy significativas, algunos conceptos utilizados por los asesinos de Lesa Humanidad como aquel con el que tildaban a los republicanos: “rebeldes”; cuál es la operación mental que emplean en ello, su posicionamiento histórico y el por qué de la llamada reeducación del pueblo bajo los preceptos que ya se han expuesto.

Finalmente, González Duro homenajea a los republicanos que padecieron y murieron bajo el franquismo a manos de estos criminales, y nos recuerda la importancia, para la Historia y la Memoria Democrática, de la recuperación de todos los datos posibles de ese periodo nefasto para liberar la inteligencia, y cómo, sólo así romperemos el silencio hecho de miedo e ignorancia bajo el que católicos y falangistas, han enterrado los Derechos Humanos, y afirma que con ello crecerá la perspectiva republicana.

Un libro impactante, magnífico, que impulsa la necesaria ampliación de la conciencia social del lector.

La Gestapo colaboró, por ejemplo, en el establecimiento de los campos de concentración franquistas, donde supervisó experimentos encaminados —según el director médico que dirigió tales experimentos, el doctor Vallejo-Nájera— a purificar la raza española eliminando el gen rojo. Tal personaje, director de los Servicios Psiquiátricos del Ejército franquista, había sido educado en la Alemania nazi. Escribió extensamente (en libros titulados Eugenesia de la Hispanidad y regeneración de la raza, Política racial del nuevo Estado, y otros) sobre la degeneración de la raza española, que según él había ocurrido durante la República, postura, por cierto, también adoptada por López Ibor, quien había sostenido que el prototipo hispano estaba genéticamente definido. A juicio de Vallejo-Nájera se necesitaba en la España franquista una regeneración racial, debido al incremento de «tarados» y «enfermos» (términos que él utilizó para definir a las personas con discapacidades y a las personas enfermas, incluyendo como enfermedad también cualquier postura crítica al régimen franquista). Llegó incluso a criticar a la profesión médica por conservar la vida de los «degenerados» (tal como señala Michael Richards en el capítulo «Purificar España» de su excelente libro Un tiempo de silencio). Vallejo-Nájera promovió así las ideas racistas y prácticas genocidas nazis indicando que la «regeneración de la raza impone una política de eliminación de todos los agentes físicos, psicológicos y morales que degeneren la raza», y consideró la eliminación física, a través de asesinatos políticos, como parte de esta purificación de la raza. Instruyó también a las mujeres jóvenes a no leer libros excepto los religiosos, y definió a las mujeres republicanas como la forma más extrema de degeneración de la raza. En realidad, muchos de los experimentos realizados en los campos de concentración nazis en Alemania fueron realizados antes por la Gestapo en los campos de concentración franquistas. Es más, muchas de las víctimas de tales experimentos en los campos de concentración nazis fueron españoles republicanos residentes en Francia que fueron deportados por la Gestapo a tales campos. Esos republicanos españoles fueron el mayor grupo de deportados (después de los judíos) que la Gestapo llevó desde Francia a los campos de concentración nazis. En tales campos se les conocía por su triángulo azul en sus uniformes. El 64% de ellos murió en esos campos. Otros muchos que no fueron deportados a los campos de concentración fueron enviados por la Gestapo a Alemania, donde trabajaron como esclavos, mientras que otros fueron detenidos y llevados por la Gestapo a España —como el presidente de la Generalitat, Lluís Companys—, donde fueron fusilados.

Del coronel y psiquiatra Antonio Vallejo-Nájera, Benjamín Prado recuerda su «programa de reeducación» de niños republicanos y sus ideas de regenerar la raza a costa de prohibir la procreación entre republicanos. Para Benjamín Prado lo más sorprendente es que este personaje convenció a Franco, al llegar la Guerra Civil, para que creara el Gabinete de Investigación Psicológicas del Ejército donde pensaba demostrar su teoría de que el marxismo era una tara mental, expresada en libros suyos como La locura y la raza. Psicopatología de la guerra española, Eugenesia de la hispanidad y regeneración de la raza o Psiquismo del fanatismo marxista donde hablaba de la «inferioridad mental de los partidarios de la igualdad social y política o desafectos». Una vez probado por Vallejo-Nájera que ser marxista era una enfermedad mediante a análisis y pruebas con prisioneros de la Brigadas Internacionales y con presas de la cárcel de Málaga, Benjamín Prado cuenta en Mala gente que camina cómo las autoridades franquistas crean una penitenciaria para madres lactantes en donde «disponen a su antojo de los hijos de las presas». «Cuando ejecutaban a sus madres o los niños excedían en edad, eran enviados a un seminario para que se los reeducase, o dados en adopción por la Iglesia y el Estado, que se habían atribuido su tutela legal para familias católicas afines a la causa». «La Iglesia hacía bautismos masivos y las monjas se llevaban a los niños de la prisión de las madres lactantes», agregó.
 
















































miércoles, 28 de febrero de 2018

Porqué / porque / por qué / por que

Porqué / porque / por qué / por que

 
a) porqué
Es un sustantivo masculino que equivale a causa, motivo, razón, y se escribe con tilde por ser palabra aguda terminada en vocal. Puesto que se trata de un sustantivo, se usa normalmente precedido de artículo u otro determinante:
No comprendo el porqué de tu actitud [= la razón de tu actitud].
Todo tiene su porqué [= su causa o su motivo].
Como otros sustantivos, tiene plural:
Hay que averiguar los porqués de este cambio de actitud.

b) por qué
Se trata de la secuencia formada por la preposición por y el interrogativo o exclamativo qué (palabra tónica que se escribe con tilde diacrítica para distinguirla del relativo y de la conjunción que). Introduce oraciones interrogativas y exclamativas directas e indirectas:
¿Por qué no viniste ayer a la fiesta?
No comprendo por qué te pones así.
¡Por qué calles más bonitas pasamos!
Obsérvese que, a diferencia del sustantivo porqué, la secuencia por qué no puede sustituirse por términos como razón, causa o motivo.

c) porque
Se trata de una conjunción átona, razón por la que se escribe sin tilde. Puede usarse con dos valores:
  • Como conjunción causal, para introducir oraciones subordinadas que expresan causa, caso en que puede sustituirse por locuciones de valor asimismo causal como puesto que o ya que:
No fui a la fiesta porque no tenía ganas [= ya que no tenía ganas].
La ocupación no es total, porque quedan todavía plazas libres [= puesto que quedan todavía plazas libres].

También se emplea como encabezamiento de las respuestas a las preguntas introducidas por la secuencia por qué:
—¿Por qué no viniste? —Porque no tenía ganas.
Cuando tiene sentido causal, es incorrecta su escritura en dos palabras.

  • Como conjunción final, seguida de un verbo en subjuntivo, con sentido equivalente a para que:
Hice cuanto pude porque no terminara así [= para que no terminara así].
En este caso, se admite también la grafía en dos palabras (pero se prefiere la escritura en una sola):
Hice cuanto pude por que no terminara así.

d) por que
Puede tratarse de una de las siguientes secuencias:          
  • La preposición por + el pronombre relativo que. En este caso es más corriente usar el relativo con artículo antepuesto (el que, la que, etc.):
Este es el motivo por (el) que te llamé.            
Los premios por (los) que competían no resultaban muy atractivos.
No sabemos la verdadera razón por (la) que dijo eso.

  • La preposición por + la conjunción subordinante que. Esta secuencia aparece en el caso de verbos, sustantivos o adjetivos que rigen un complemento introducido por la preposición por y llevan además una oración subordinada introducida por la conjunción que:
Al final optaron por que no se presentase.
Están ansiosos por que empecemos a trabajar en el proyecto.
Nos confesó su preocupación por que los niños pudieran enfermar.