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sábado, 6 de febrero de 2010

«Europa tira la comida mientras los niños se mueren de sed en África»

Bernarda García (Las Palmas, 1949), religiosa salesiana, lleva más de un cuarto de siglo en África poniendo en marcha iniciativas vinculadas, fundamentalmente, a los ámbitos de la sanidad y la educación. Ha vivido situaciones de riesgo extremo, de las que habla sin que la voz le tiemble. Ha aprendido a superar el miedo. En la actualidad coordina los proyectos de desarrollo que su orden promueve en Togo, Benín, Costa de Marfil y Mali. Estos días visita Galicia invitada por Manos Unidas, una de las organizaciones que, a través de las salesianas, desarrolla una actividad más intensa contra la pobreza en el África Occidental.


-Mali, el país en el que usted reside habitualmente, es un territorio de mayoría islámica en el que cada vez están más presentes las milicias de Al Qaida. ¿Cómo es hoy allí el día a día de las misiones católicas?

-Bueno, verá... Lo cierto es que Al Qaida ahora solo está presente al norte del país, que es donde se producen secuestros. Junto a la frontera con Mauritania. Con independencia de lo que sucede con los extremistas, los musulmanes respetan en Mali muchísimo a la minoría católica. Por ejemplo, ellos tienen en una estima muy alta nuestros colegios. En estos momentos, por lo general el entendimiento entre unos y otros es muy bueno.

-Desde la perspectiva que le aporta su conocimiento de la región, ¿cuándo cree que se liberará a los españoles secuestrados por Al Qaida?

-Todos confiamos en que esa situación pueda resolverse a través del diálogo. La labor que se está llevando a cabo desde las embajadas es muy intensa.

-¿Y no temen que los secuestros en la región se incrementen...?

-Sí, sí, lo tememos. Tenemos miedo de que los secuestros vayan a más. Mali es un país muy corrupto, y secuestrar también es un negocio.

-¿Por qué hay zonas de África en la que crece a tanta velocidad la aplicación de la «sharia»? ¿Cómo es posible que vuelvan a ganar terreno los latigazos, las lapidaciones y otros castigos que atentan contra los derechos humanos?

-No es sencillo responder a eso. Pero yo creo que el primer mundo también tiene mucha culpa...

-¿En qué sentido?

-África se siente decepcionada por el primer mundo. El problema no es tanto con otras creencias, como con Europa y Norteamérica. Con los que para ellos somos los blancos . El primer mundo ha sumido a África en la desesperación, robando sus recursos. Después hay fenómenos, como el de la poligamia, que también crecen porque se apoyan en las raíces africanas y porque además allí, desgraciadamente, las mujeres, a menudo, no saben exigir el lugar que les corresponde en la sociedad y siguen estando muy oprimidas por los hombres. En el fondo, todo es lo mismo. Ese horror nace como una respuesta a la desesperación. Ellos no son los únicos responsables.

-¿Y cómo puede combatirse eso?

-Con el ejemplo.

-¿Con eso basta...?

-Mira, te contaré algo: cuando estaba en Costa de Marfil, durante la guerra, mientras en nuestra fachada impactaban constantemente balas perdidas y oímos tiroteos y veíamos cadáveres un día tras otro, en una ocasión, cuando los milicianos estaban buscando liberianos, para capturarlos y llevárselos, llegaron a nuestra casa porque sabían que teníamos dos novicias que eran de Liberia. Y uno de sus jefes detuvo a los demás y les dijo: «Estas son mujeres de Dios. No pueden hacer ningún mal».

-¿Y qué pasó después...?

-Que marcharon.

-¿Qué siente cuando oye hablar de la crisis económica del primer mundo?


-¡Me da la risa...! Europa tira la comida mientras los niños se mueren de sed en África.

-¿Acabará habiendo un conflicto bélico entre el primer y el Tercer Mundo?


-Si no cambiamos de forma de actuar, quizás sea inevitable. Por eso es tan importante la labor de organizaciones como Manos Unidas, que con su ayuda llevan a África la esperanza.

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