Estas vacaciones escolares de Semana Santa, los pequeños usuarios de las ludotecas de Coia y de la Casa da Xuventude, han visitado Santiago de Compostela.
El tiempo no acompañaba, sin embargo, los jóvenes excursionistas partieron igual camino de Santiago. Allí encontraron la lluvia divina que acoge siempre a los que van a Santiago en peregrinación y con buen corazón.
Lo primero que hicieron al bajar del autobús es visitar la catedral. Cuentan que lo mejor, fue una pantalla virtual que le han instado con botafumeiro virtual incluido, signo de modernización. Luego han hecho visitas a museos gratuitos, el museo de cera y el cibernético. Éste último fue fenómeno de admiración, pues contaban como los subieron a una máquina virtual que los movía y con una gran pantalla simulaba que a otro lugar los llevaba.
Como siempre gana la tecnología atrayendo a los pequeños.
Amablemente fueron nuestros pequeños acogidos en una cafetería para comer - el día no era propicio para hacerlo fuera como tenían preparado -. Más el follón de esa joven agrupación, tuvo a las monitoras disgustadas, y el dueño de la cafetería decidió: ¡echarlos a patadas!. Jóvenes de esto aprended: "Allí donde vayáis haced siempre lo que veáis", pues el año que viene el dueño de la cafetería su puerta cerrará, y bajo la lluvia comerás.
De regreso más de uno se quedo dormido en el autobús, cansados y agotados su aventura peregrina había acabado.
Al llegar sus familias esperaban contentas a los pequeños peregrinos, alguna sorpresa guardaban, como la pulsera verde que trajo Venan para su má, de valor infinito para ella.
El tiempo no acompañaba, sin embargo, los jóvenes excursionistas partieron igual camino de Santiago. Allí encontraron la lluvia divina que acoge siempre a los que van a Santiago en peregrinación y con buen corazón.
Lo primero que hicieron al bajar del autobús es visitar la catedral. Cuentan que lo mejor, fue una pantalla virtual que le han instado con botafumeiro virtual incluido, signo de modernización. Luego han hecho visitas a museos gratuitos, el museo de cera y el cibernético. Éste último fue fenómeno de admiración, pues contaban como los subieron a una máquina virtual que los movía y con una gran pantalla simulaba que a otro lugar los llevaba.
Como siempre gana la tecnología atrayendo a los pequeños.
Amablemente fueron nuestros pequeños acogidos en una cafetería para comer - el día no era propicio para hacerlo fuera como tenían preparado -. Más el follón de esa joven agrupación, tuvo a las monitoras disgustadas, y el dueño de la cafetería decidió: ¡echarlos a patadas!. Jóvenes de esto aprended: "Allí donde vayáis haced siempre lo que veáis", pues el año que viene el dueño de la cafetería su puerta cerrará, y bajo la lluvia comerás.
De regreso más de uno se quedo dormido en el autobús, cansados y agotados su aventura peregrina había acabado.
Al llegar sus familias esperaban contentas a los pequeños peregrinos, alguna sorpresa guardaban, como la pulsera verde que trajo Venan para su má, de valor infinito para ella.
Todos a una : ¡Sempre en Santiago!.
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