¿Te ha gustado el blog? Qué tal si nos regalas un +1

miércoles, 7 de abril de 2010

La Mundialización, Estamos encasquillados en la visión tradicional de la soberanía, necesitamos retomar el viejo sueño ilustrado.



Me ha llamado la atención un epígrafe de un libro que estoy estudiando de filosofía del derecho, os lo resumo, leer y ver, resulta interesante:



El epígrafe en cuestión nos habla sobre
la mundialización, también denominada globalización, palabra más anglosajona.
Nos da algunos datos sobre la historia que nos ha llevado a la situación actual de mundialización y lo que la misma está provocando. Dice el texto:
La mundialización tiende a la eliminación de las fronteras, características del Estado-nación. Se caracteriza por la existencia de un poder único capaz de proyectar su dominio sobre un determinado territorio. Su implantación universal tras el fenómeno descolonizador culminado en los setenta ha sido prácticamente coetánea de su crisis.
La causa principal de esta transformación ha sido la revolución tecnológica característica de la última fase del capitalismo. Fenómeno considerablemente acentuado por la caída de la Unión Soviética, la adquisición de regímenes democráticos por los estados antes integrados en el COMECON y el Pacto de Varsovia.
El capitalismo se universaliza y tiende a implantarse incluso en países comunistas, como China.
Las empresas del primer mundo tienden a instalarse en el territorio de estados donde los costes laborales son inferiores debido a los bajos salarios y a la deficiente protección social.
En el aspecto cultural, dos tendencias:
a) Homogeneización de las costumbres en su aspecto más externo. (Vid. mcdonaldización del mundo).
b) Una agudización de las diferencias de tipo étnico. La exarcerbación de lo identitario frente a la nivelación que tiende a asimilarlo todo a patrones comunes demasiado genéricos.
Se ha reactivado una polémica con respecto a los modelos de estado y formas de convivencia social: la que enfrenta la concepción liberal-individualista a la comunitarista.

El libro pasa entonces a dar algunas perspectivas críticas sobre el proceso de mundialización. En especial sobre los
derechos humanos.

  1. La supresión de trabas proteccionistas al libre comercio, no existe en lo que se refiere a los países occidentales, que protegen férreamente su agricultura mediante subvenciones que hacen imposible la penetración en sus mercados de muchos productos provenientes del Tercer Mundo.
  2. En los países beneficiados por el fenómeno mundializador la riqueza suele concentarse en pocas manos.
  3. En los países occidentales, la situación se ha deteriorado de manera considerable, precisamente como consecuencia de la primacía de lo económicamente viable.
  4. La información tiende a concentrarse en pocas manos en el proceso de mundialización: El único canal que permite hacer circular la información de forma realmente democrática, la Red, se halla controlado y sometido a prácticas que, violan la intimidad de millones de ciudadanos en todo el planeta.

Se refiere a la supuesta tendencia hacia la universalización de los derechos humanos que suele asociarse a la mundialización. Este proceso, si se contempla con optimismo, parece haber culminado el propósito de extender los derechos a toda la humanidad. Pero dicha aparente universalización atenta a las particularidades, está lejos de ser real fuera del ámbito de las declaraciones. La situación de, al menos, las cuatro quintas partes de los habitantes del planeta en esta materia de los derechos humanos es dramática.
La situación actual evoluciona claramente hacia una ampliación del abismo entre los ricos y los pobres y a una concentración cada vez mayor de los recursos en unas pocas manos. (tanto en el primer mundo como en el tercero). - Hasta el punto que las menos de cuatrocientas personas más ricas del planeta acumulan la misma cantidad de riqueza que los mil millones de personas más pobres, estremecedores son los datos que menciona de la OIT. La mayor parte de los países del globo terráqueo no poseen regímenes democráticos, no existe respeto a los derechos humanos, ni medios de comunicación libres para denunciar los abusos.

Los autor del epígrafe, el profesor José Luis Muñoz de Baena, nos menciona
el lema de la Ilustración "sapere aude" (atreverse a saber, servirse de la propia razón). El igualitarismo liberal es ilusorio porque tiende a olvidar la esencial desigualdad social que muchas veces hay en su base. El proyecto ilustrado se halla sumido en una profunda crisis. Los intentos marxistas y socialdemócratas de paliar la insuficiencia, típicamente liberal, con que lo planteo Kant, otorgaban al Estado intervencionista el papel decisivo para encarrilar el proyecto ilustrado. Pero tras la crisis de la versión liberal de dicho proyecto en los años treinta, todos creen que el derecho no es la clave de la liberación humana; su utopía es económica y se basa en los beneficiosos efectos del libre mercado mundial, al que estados y sistemas jurídicos no deber hacer sino plegarse. Pero olvidan, como Kant, que el aumento del conocimiento y la riqueza no comportan su reparto mínimamente equitativo.

Y como colofón lo más interesante del tema, las soluciones:

La crisis sólo será superada "... si se transiferen a las nuevas sedes políticas y decisionales las sedes de las garantías constitucionales, y se reforma congruentemente todo el sistema de fuentes". Esto supone aceptar un reforzamiento, hacia bajo, de las autonomías locales y regíonales, y hacia arriba, de las instituciones supranacionales, sometiendo a las segundas a las garantías de los derechos fundamentales que han caracterizado, hasta el presente, únicamente a los estados. No en vano el Estado, el viejo Estado- nación que vertebró Europa durante los últimos siglos, "es ya demasiado grande para las cosa pequeñas y demasiado pequeño para las cosas grandes". El constitucionalismo de derecho internacional en que esto se traduce propone, pues, una limitación de la soberanía estatal en aras del "establecimiento de garantías jurisdiccionales contra las violaciones de la paz en el exterior y de los derechos humanos en el interior". Los derechos deberían, de este modo, ser tomados como indisponibles por el mercado, revirtiendo precisamente la tendencia instaurada por la mundialización. Estamos encasquillados en la visión tradicional de la soberanía, necesitamos retomar el viejo sueño ilustrado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario