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martes, 28 de septiembre de 2010

La familia de Baena no se rinde y los que creemos en los derechos humanos tampoco


JUSTICIA INMEDIATA PARA LA FAMILIA DE BAENA. Baena fue un "Jesucristo" que nació en Vigo en el año 75, no fue crucificado, pero fue fusilado, no fueron los romanos, fueron los que apoyaban al régimen dictatorial y asqueroso español ...
Los derechos humanos no tienen que estar escritos en un papel, son inherentes a las personas, su reconocimiento no necesita escrituras sino concienciación interna.

En casa le llamaban Piter. Su historia es muy parecida a la del anarquista catalán Salvador Puig Antich, ahora de actualidad tras la película Salvador y la aparición de nuevos testimonios que podrían conseguir una revisión de su condena a muerte. Pero Salvador estaba presente en el tiroteo tras el que le acusaron de asesinar a un policía. El vigués José Humberto Baena ni siquiera estaba en Madrid cuando dispararon al policía cuya muerte le costó a él la vida.

Baena fue uno de los cinco últimos fusilados por el régimen franquista. La casualidad quiso que en ese ajusticiamiento hubiese dos vigueses. El otro era José Luis Sánchez-Bravo. Desde aquel 27 de septiembre de 1975 en que fue fusilado, la familia de Baena no ha cejado en el empeño de demostrar su inocencia. Su hermana Flor, arropada por Amnistía Internacional, pasó por Vigo para pedir una vez más justicia para su hermano y hablar contra el Proyecto de Ley de Memoria Histórica.

Baena tenía 24 años cuando fue fusilado en Madrid. Había nacido en Vigo, donde estudió en el Instituto Santa Irene. Allí le dio clase Xosé Luis Méndez Ferrín. Cuando terminó sus estudios de Bachillerato se matriculó en la Universidad de Santiago. "Hablaba francés, latín y griego", recuerda Flor, tres años menor que él, "y estaba empezando a estudiar esperanto". Galleguista convencido, "pero no separatista", matiza Flor, José se vinculó a los movimientos clandestinos y pasó por la cárcel tras participar en una sentada en la Universidad. De vuelta en Vigo, en 1975, la policía mató a un sereno de Fenosa al disparar al aire para disolver a los participantes en la manifestación del 1º de mayo. José, con 13 amigos, organizó una colecta para pagar una corona y una esquela en las que se acusaba al Estado de negligencia en esta muerte.

Días después, la policía comenzó a detener a sus compañeros, y José huyó a Portugal. Recaló finalmente en Madrid. El 22 de junio de 1975 fue detenido, acusado del asesinato de un policía el 14 de junio. "Nos enteramos viendo la televisión", recuerda Flor. Pero el pasaporte de José Baeza probaba que estaba en Portugal cuando se cometió el asesinato. "No hubo testigos que le reconociesen, ni pruebas de balística", resume su hermana.

El ex fiscal general del Estado Carlos Jiménez Villarejo estuvo en Vigo apoyando la campaña de Amnistía en la conferencia que organizaron en el Centro Social Caixanova. "La Ley de Enjuiciamiento Criminal, que es de finales del XIX, estipula que, en los casos de muertes violentas, debe ser el juez quien asuma el caso", explicó. Es decir, el Estado debe hacerse cargo de la investigación, y las "desapariciones del franquismo no son otra cosa que muertes violentas", afirma Álvarez, que lamenta que no sea el Estado el que se haya hecho cargo "de la exhumación de cadáveres de las fosas comunes". "Están privatizando la memoria histórica", concluye.

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