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jueves, 26 de abril de 2012

No hay que retener a los empleados de hogar, pese a la nueva regulación que los encuadra en el Régimen General de la Seguridad Social.

No hay que retener a los empleados de hogar, pese a la nueva regulación que los encuadra en el Régimen General de la Seguridad Social.

Polémica regulación y equiparación ha sido la integración de las trabajadoras empleadas del hogar. Aunque se mediatizó su encuadramiento al régimen general de la seguridad social su regulación sigue siendo una especialidad pues siguen sin tener derecho al desempleo, a subsidios especiales y otros derechos de los trabajadores en el régimen general. La nueva regulación vienen guiadas por las mínimos a percibir por los trabajadores.
Lo única ventaja es que con el Real Decreto de los años 80, la empleada del hogar no cobraba sus bajas de enfermedad hasta los veintiocho días de enfermedad y no podía cotizar por menos de la base a tiempo completo, motivo este último que hacia que no mereciera la pena darse de alta si se trabajaban pocas horas.
Una gran polemica de la que el ejecutivo ha sabido sacar partido, insistiendo que se trataba de una mejoría para este sector que lamentablemente, nunca ganará como el cabeza de familia para el que prestan sus servicios.
Fuentes consultadas creen que se trata de una lucha contra las dilatadas bajas por enfermedad que estas empleadas venían cobrando.
No obstante, la laguna queda ahí, desprestigiando el trabajo del hogar, pues hacienda considera que cobraran tan poco que no exigen al pagador ninguna comunicación sobre su salario.
Mientras el día treinta de junio del 2012, Tesorería General de la Segurdiad Social (TGSS) tramitará de oficio las bajas de miles de empleadas discontinuas, las cuales se enfrentan a que no les reconozcan sus derechos por vía del contrato de trabajo, desde este año obligatorio.

En opinión crítica de operadores juridicos se cree que la crisis se ha ido creando dando privilegios innecesarios a los administradores y trabajadores de la cosa pública degradando el servicio publico la atención debida al ciudadano. Olvidando y relegando, al mismo tiempo, los sectores más empobrecidos y con un acceso a la cultura limitado. Conclusión: En un país donde se discrimina por nacimiento, los hombres creen ser siempre más que su igual.



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