Pautas para hablar bien en público y convencer a un auditorio.
La velocidad media en una conversación fluida está entre 150 y 200 palabras por minuto. Al hablar en público, la intensidad debe bajar hasta las 90 palabras por minuto, ya que se usan silencios y elementos retóricos. El pulso de la oratoria no es lo único que hay que adaptar cuando se habla ante otras personas. Dirigirse al auditorio no es como tener una conversación en la que todas las partes interactúan, por lo tanto, hay que cuidar aspectos que algunos directivos aun no controlan.
'Hablar bien en público es posible, si sabes cómo', (Editorial Paidós) de Agustín Rosa, pretende dar algunos consejos para controlar el fascinante –y complicado– universo de la oratoria.
"Hablar bien es saber comunicar, que las personas te entiendan y que se sientan identificadas con tu mensaje", sentencia Rosa. Según el autor, el error más común en los ejecutivos es impostar el estilo y no tener uno propio. Para evitar este fallo, y otros muchos, ofrece unas pautas sencillas:
"El primer paso es conocer el tipo de audiencia que escuchará tu mensaje y adaptarlo a ese público. Se insiste en que hay que mirar a los ojos, pero no se explica cómo. Yo aconsejo mirar en forma de V invertida para controlar quién te está escuchando y quién se está aburriendo.
Por ejemplo, Obama, que controla bastante bien el impacto visual, tiende a abusar de la mirada del ping-pong, es decir, girar la cabeza hacia a la izquierda y la derecha de manera repetitiva y sin mover casi el cuerpo", afirma. Lo que el presidente de Estados Unidos controla a la perfección es el mensaje que lanza su cuerpo: "Eso se consigue hablando de pie, porque cuando uno está sentado tiende a acomodarse. En caso de tener atril, el orador debe usarlo como una aliado donde colocar las notas del discurso y descansar los brazos".
Otro asunto que nunca se escapa del debate es: ¿se puede hablar con algo en las manos como un bolígrafo? La respuesta del autor es clara: "Mejor no, porque puede distraer al público. A las mujeres directivas que no pueden controlar el temblor de sus manos les aconsejo que nunca se pongan varias pulseras que choquen unas con otras y hagan ruido". ¿Aliado o enemigo? El Power Point puede usarse en una presentación, pero sin abusar de él. Agustín Rosa advierte que el exceso llega cuando los párrafos son demasiados densos, el orador sólo lee lo que tiene en las transparencias sin mirar a su audiencia o cae en la pobreza visual. "Puede usarse como un guión. Si escribes más de cuatro líneas por hoja, aburres". Al hablar hay que controlar el número de líneas... y la duración. "Depende del contexto y la situación, pero una presentación de 30 minutos puede ser muy activa y visual. Si es una conferencia más larga, entonces hay que incluir alguna dinámica con el auditorio", explica. Para el autor del libro,las mayores lecciones de oratoria pueden aprenderse de líderes como Barack Obama (control del lenguaje, buena estructura y utiliza la mirada); el malogrado Steve Jobs (hacía presentaciones sencillas y dinámicas y contaba una historia); el magnate Donald Trump (es directo, tiene una visión clara del mensaje y convence al auditorio)y la CEO de Yahoo!, Marissa Mayer (utiliza ejemplos y buen uso del lenguaje no verbal, "aunque a veces habla muy rápido") Aunque su mayor ídolo en materia dialéctica es el conferenciante Tony Robbins, antiguo coach de Bill Clinton o Diana de Gales. "Dinamiza con el público, sabe adaptar su mensaje y transmite mucha energía". Según Rosa, para hablar bien en público es primordial mostrar entusiasmo, aportar experiencias y llegar al corazón de los oyentes.
"Al que es orador sólo por dinero se le nota", concluye.
Fuente: expansión.com
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