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lunes, 7 de mayo de 2012

Qué es un 'banco malo" y qué efecto tendrá
(publicado en CincoDias)

La banca debe completar aún la mitad del saneamiento inmobiliario para vender su stock, Alemania e Irlanda pusieron en marcha planes similares.


J. Portillo / E. G. Ercoreca - 05/05/2012 - 07:00

La modernización de las cajas de ahorros sumada al reciente programa de saneamiento de las cuentas de la banca no han bastado para borrar el pecado original del sector, una exposición al riesgo inmobiliario que el Banco de España estima en 184.000 millones de euros, entre créditos dudosos y activos adjudicados. No ha vuelto el crédito ni la confianza. El descontento de los mercados y las presión de Europa han obligado al Gobierno a preparar un banco malo o varias sociedades de liquidación de los activos tóxicos. Su éxito dependerá de cómo se diseñe y de que la banca culmine los deberes previos. Estas son las claves.

¿Qué modelos existen de bancos malos? ¿Hay preceden- tes?

Los bancos malos pueden ser empresas del Estado, mixtas o solo privadas. Su creación es habitual para resolver crisis financieras. Así se hizo en México, Corea, Suecia y, recientemente, en Alemania e Irlanda. En el caso germano los bancos traspasaron sus activos tóxicos (créditos, instrumentos financieros y participaciones no estratégicas) a sociedades instrumentales. A cambio, recibían deuda de dichas compañías y el desembolso de los intereses periódicos estaba garantizado por el Estado previo pago de una prima. Los bonos se podían presentar como colateral ante el Banco Central Europeo (BCE) por disponer del aval del Estado y aliviaban las exigencias de capital de los bancos al disminuir el volumen de los activos ponderados por riesgo. En Irlanda se creó una agencia estatal (Nama) que compró a la banca sus activos con fuertes descuentos. Esto generó un déficit de capital a las entidades, que fueron recapitalizadas con dinero público.

¿A quién beneficia el banco malo? ¿Quiere participar la banca española?

Los bancos malos benefician a las entidades que han cometido mayores excesos. Santander, BBVA, Popular y Sabadell se sienten con fuerza para desprenderse de sus adjudicados por sus propios medios. Emilio Botín, presidente de Santander, está en contra de su creación. “El sistema financiero español no necesita un banco malo”, dijo el viernes. Otros directivos creen que cualquier instrumento debe ser de participación voluntaria y no una entidad en la que todo el sector participe obligado.

¿Cuándo se pondrá en marcha el banco malo? ¿Cuál es el plan?

El Gobierno rehúsa calificar como banco malo su proyecto. Argumenta que la entidad no tendrá una ficha bancaria y que no se pondrá dinero público para crearla. Su idea es crear sociedades de liquidación de activos para las entidades que lo deseen. Para lograr el visto de Bruselas, la sociedad tendría una vida limitada. Debería disolverse pasado un número de años. El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha afirmado que la iniciativa arrancará “en los próximos días o semanas”. Las sociedades recibirán el suelo de los bancos. Es decir, el activo que más se ha depreciado y que requiere más esfuerzos para venderse.

¿Cómo se logrará la venta de los activos adjudicados? ¿Cómo funcionará la sociedad de liquidación?

La clave del éxito reside en el precio. Para llevarlos a valor de mercado, el Gobierno ha impulsado un sistema de saneamiento que obliga a la banca a provisionar el equivalente al 80% del apunte contable que tengan en suelo, al 65% de las promociones en construcción, y al 35% de la vivienda terminada. La penalización persigue que las entidades acepten vender un solar por hasta el 20% de su valor en libros, por ejemplo. El problema es que el calendario para realizar estas dotaciones se alarga todo un año, o incluso dos para quien decida fusionarse, por lo que aunque depositaran sus activos ahora mismo en un banco malo, su precio seguiría lejos del de mercado.

¿Qué nivel de saneamiento han cubierto las entidades hasta hoy?

Con los datos del primer trimestre conocidos hasta ahora, Santander es quien más tiene hecho, con una cobertura media del 48%, a marzo, sobre los 8.590 millones en activos inmobiliarios, frente al saneamiento medio del 60% que exige el Ejecutivo. Por partidas, Santander ha saneado al 34% su vivienda terminada, al 50% las promociones y al 60% el suelo. Bankinter, con 512 millones en inmuebles adjudicados, tiene una cobertura media del 39%, que alcanza el 64% sobre sus terrenos. CaixaBank, con una provisión media del 36% sobre los 1.574 millones de ladrillo de su balance, cubre sus pisos al 24,8%, las promociones al 44,3%, los suelos no urbanizados al 48% y los urbanizados al 59%. La entidad catalana, eso sí, ya apartó el grueso de sus activos en Servihabitat, su sociedad inmobiliaria, que acumula unos 3.000 millones en activos, con unas necesidades de saneamiento adicional de 700 millones. La absorción de Banca Cívica, además, obligará a CaixaBank a asumir los 2.734 millones de exposición de la fusión de cajas. BBVA, por su parte, cuenta con 8.249 millones en ladrillo con una dotación del 34%. Popular afirma que ha dotado ya sus activos al 42% en el primer trimestre. La entidad que más se beneficiaría de la creación de un banco malo es BFA-Bankia, con adjudicados por 13.951 millones a cierre de 2011.

¿Hay interés de los inversores privados? ¿De dónde sal- drá el dinero si no?

“Hay muchos fondos interesados, pero el simple hecho de crear estas sociedades no va cambiar nada”, augura Fernando Acuña, socio director de www.pisosembargadosdelosbancos. com, quien expone que la clave es “acelerar el calendario de provisiones” para que cuando la entidad deposite sus activos en el banco malo lo haga “directamente a precios de mercado, sin esperar uno o dos años”. En sus contactos con inversores, avanza, detecta que “una rebaja del 80% es razonable” para comercializar solares, si bien cree necesario elevar la dotación de los pisos finalizados más allá del 35% para vender el stock acumulado y dar salida a los suelos y promociones. Acuña apoya la decisión de que cada entidad cree su sociedad, en lugar de usar una común, pues la competencia, dice, facilitará que caigan los precios. El gran problema es cómo financiar de golpe un saneamiento programado para un año o dos. “Los fuertes lo soportarán. Otros irán a fusiones forzadas o terminarán recibiendo ayudas públicas”, asume Acuña. Una opción, esta última, a la que el Gobierno se opone frontalmente. Aunque los fondos de la UE son otra vía, Berlín y Bruselas aseguraron el viernes que España no los necesitará.

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