RESIDENCIA DE ANCIANOS.-
Un anciano decide irse a pasar el resto de sus días en una residencia para mayores. Llega a una que le deja alucinado: con muchos jardines, una entrada a todo lujo, personal encantador.. Total, que decide hablar con el director.
-¿Me podría enseñar las habitaciones?
-Si, desde luego -responde el director.
-Oiga, ¿y estas dos camas? -pregunta el anciano cuando llegan a la habitación.
-Eso es porque aquí se practica el amor libre.
-¿Cómo? -se sorprende el anciano.
-Si hombre, sí -afirma el director-. Por si no lo sabe, el amor libre consiste en salir al pasillo, por ejemplo, elegir a una de nuestras enfermeras e irse a la cama con ella.
-¡Venga ya! ¡Me está tomando el pelo! -responde el anciano desconfiado.
-¡Que sí, hombre que sí! -insiste el director-. Si no me cree , haga la prueba.
El anciano sale al pasillo, elige a la mejor moza de cuantas ve, se la lleva a la cama y después de hacer el amor con ella sale de la habitación y le dice al director:
-¿Dónde hay que firmar, donde?
Firma el contrato por el que paga una cantidad, y decide instalarse en la residencia ese mismo día. Cuando va bajando la escalera para ir a buscar las cosas a su casa, se le cae el bastón y nada más agacharse a recogerlo viene otro anciano y ¡trass!
-¿Pero qué haces? -le dice nuestro hombre indignado.
-Por si no lo sabes, aquí se practica el amor libre.
-Ya, pero esto no puede ser -responde el nuevo inquilino-. Ahora mismito rompo el contrato.
Total que va el hombre decidido a romper el contrato y el director le pregunta:
-¿Pero por qué va ha deshacer el contrato?
-Porque polvetes podré echar, como máximo, dos al años, pero el bastón ¡se me cae más de cuatro veces al día!
Un anciano decide irse a pasar el resto de sus días en una residencia para mayores. Llega a una que le deja alucinado: con muchos jardines, una entrada a todo lujo, personal encantador.. Total, que decide hablar con el director.
-¿Me podría enseñar las habitaciones?
-Si, desde luego -responde el director.
-Oiga, ¿y estas dos camas? -pregunta el anciano cuando llegan a la habitación.
-Eso es porque aquí se practica el amor libre.
-¿Cómo? -se sorprende el anciano.
-Si hombre, sí -afirma el director-. Por si no lo sabe, el amor libre consiste en salir al pasillo, por ejemplo, elegir a una de nuestras enfermeras e irse a la cama con ella.
-¡Venga ya! ¡Me está tomando el pelo! -responde el anciano desconfiado.
-¡Que sí, hombre que sí! -insiste el director-. Si no me cree , haga la prueba.
El anciano sale al pasillo, elige a la mejor moza de cuantas ve, se la lleva a la cama y después de hacer el amor con ella sale de la habitación y le dice al director:
-¿Dónde hay que firmar, donde?
Firma el contrato por el que paga una cantidad, y decide instalarse en la residencia ese mismo día. Cuando va bajando la escalera para ir a buscar las cosas a su casa, se le cae el bastón y nada más agacharse a recogerlo viene otro anciano y ¡trass!
-¿Pero qué haces? -le dice nuestro hombre indignado.
-Por si no lo sabes, aquí se practica el amor libre.
-Ya, pero esto no puede ser -responde el nuevo inquilino-. Ahora mismito rompo el contrato.
Total que va el hombre decidido a romper el contrato y el director le pregunta:
-¿Pero por qué va ha deshacer el contrato?
-Porque polvetes podré echar, como máximo, dos al años, pero el bastón ¡se me cae más de cuatro veces al día!
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