El Tribunal Constitucional tenía declarado que, para lucrarse de la pensión de viudedad, era irrelevante que el fallecimiento crease o no un estado de necesidad.
Después de mucho hablar sobre elevar la edad de jubilación, aún no se ha tocado este tema.
La última reforma del año 2007 contempla, algo plausible, nuevo y que se hace necesario por el correr de los tiempos, como es: la pensión de viudedad para lo supuestos no matrimoniales, la distribución en caso de concurrencia entre diversos cónyuges viudos y finaliza con una declaración de objetivos de la reforma que dice textualmente: “mejorar la pensión a las personas en situación de necesidad por carencia de otras rentas, a la vez que hace compatible la existencia de este nivel de protección con la creciente extensión de la población activa ocupada, que es acreedora, en proporción creciente, a prestaciones directas derivadas de su cotización”.
Sin embargo, millones de viudas/os, sin estado de necesidad económica, siguen percibiendo esta pensión de viudedad no necesaria para su superviviencia.
La paradoja de este sinsentido es que muchos trabajaran hasta los casi setenta años, mientras muchas personas disfrutan alegremente de un espléndido nivel de vida a costa de esos años que aumentarán la pensión de jubilación.
Entrando en un análisis más profundo podemos comparar la criticada Pensión de Viudedad Vitalicia por razón de Matrimonio, vetusta y anticuada, sin ninguna necesidad en su percibo, con la de hijos o menores acogidos menores de 18 no discapacitados, asciende a 291,00 euros anuales (24,25 euros mensuales), cuando los ingresos del beneficiario no rebasen el límite establecido de 11.264,01 euros anuales más un 15% por cada hijo o menor acogido a cargo a partir del segundo. El Estado social de derecho necesita modernizarse con más celeridad y eso no lo vamos a conseguir con políticos ajenos al mundo real, o que se vendan con sus intereses privados.
Necesitamos transparencia y personas de buena fe, el derecho no puede permanecer estático ante las injusticias. Tiene que correr muy deprisa, actuar siempre con dinamismo, de lo contrario, estamos perdidos. Si algo ha destacado en la lucha del ser humano por la supervivencia es su capacidad de cognitiva para distinguir lo bueno de lo malo, por ello el mundo avanza.
Necesitamos un país sin políticos que tristemente solo lleguen a un acuerdo cuando de sus pensiones se traten o de sus oficinas. Necesitamos políticos que tengan muy claro que no son más que nadie y que el acceso a la cultura y a la educación tiene que ser para todos. Educación desde el paradigma de los valores y no únicamente desde la mejor universidad del mundo. Otro día hablaremos de las subvenciones que cobran los partidos y sindicatos más representativos, más representativos no conviene olvidar a costa de toda clase de trapicheos, subvenciones que han ayudado a secuestrar la democracia.
Primero un dictador,
después un ganador.
Ganador de las elecciones,
elecciones hubo, pero por cojones.
Primó el miedo desgarrador,
secuestrada la democracia
que suena a falacia,
se retuerce una generación,
treinta y tantos años de indignación.
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